El “boom” de la economía circular llegó a Jesús María

Jesús María. “Chicha second hand” (de “segunda mano”, en su traducción al español), se llama la primera tienda de venta de ropa de segunda mano que inauguró en Jesús María, bajo la premisa de “Economía Circular”.

“La idea surge como una respuesta a toda la ropa que teníamos en casa sin usar y queríamos que siguiera circulando. Es una tienda de ropa de segunda mano pero no una feria”, explica Juan Ignacio Salcedo, quien emprendió esta iniciativa junto a Adriano Bianchi y Belén y Nadia Morales, en agosto pasado. 

El objetivo es generar ganancias pero bajo condiciones específicas: reducir el impacto ambiental que genera la explotación de recursos para la fabricación de prendas textiles y de su distribución; crear conciencia sobre el sistema consumista en el que vivimos; desarrollar cadenas de valor agregado entre vecinos y vecinas que ponen sus prendas en consignación; facilitar el acceso de prendas de alta calidad a familias de recursos reducidos; y aportar a los roperos comunitarios de barrios periféricos. 

“Recibimos ropa de vecinos y vecinas, a consignación: dejan su ropa, le ponemos un precio de venta según el estado de la prenda, marca, y si hay prendas similares y una vez que se vende, liquidamos el cincuenta por ciento del precio de venta al público”, explica Juan. 

A casi tres meses de haber abierto sus puertas en calle Julio A. Roca Nº 347, ya han logrado una mini comunidad de personas beneficiadas: “La respuesta fue buenísima. Se han acercado muchas personas, aprendiendo sobre el concepto de ‘segunda mano’, es decir, ropa usada pero lavada, planchada y en perfectas condiciones. No es ropa nueva pero tampoco es una feria”, aclara. 

Lo cierto es que, en esto de la accesibilidad, la fijación de precios es fundamental, razón por la cual se estableció que las prendas a la venta, están en casi un sesenta por ciento por debajo de los precios de lista para una prenda a estrenar. 

Nadia Morales, por su parte, explica que también se busca ser responsables y respetuosos con las necesidades de los distintos cuerpos y edades que conviven en la sociedad, entendiendo la alta demanda de talles por encima de los estándares de la industria textil. 

“Acá no hay una línea estética y se busca tener ropa para todas las edades y para todos los cuerpos”, recalca. 

Ropa solidaria.

El trabajo de inventariado del estado de cada prenda que llega al local, resultado de las consignaciones, de la “cacería de ropa” en ferias o de “outlets” del mercado nacional e internacional, arroja como resultado un stock para la venta y otro para Roperos Comunitarios. 

“Elegimos qué vender y qué no. Muchas veces hay prendas muy funcionales, deportivas, o con manchitas. Ese tipo de prendas no las ponemos a la venta pero sí le ofrecemos al dueño de la ropa la opción de brindarla al ropero comunitario de barrio Sierras y Parque y la regalamos, con la conciencia de que llegará a quien verdaderamente la necesita”, terminó diciendo Nadia.