Nelso Lenarduzzi, 46 años de trayectoria laboral en el Museo Jesuítico Nacional Estancia de Jesús María

Jesús María. Una tarde de mayo, a 46 kilómetros al Norte de la capital cordobesa, nos encontramos en el hogar de un hombre de cabello blanco y de ojos azules, ubicado en la zona rural de Colonia Caroya. Su figura larga y robusta, con una memoria madura y un carácter cordial, nos recibe en su domicilio para la entrevista. 

Hace exactamente 53 años, el museo de Jesús María recibió a Nelso Lenarduzzi, hijo de inmigrantes italianos, como empleado administrativo de la institución. Nos contó que, a mediados de la década del '70, una persona, que resultó ser Valentín Torres -el director del museo- visitó su taller y observó, detenidamente, un reloj antiguo restaurado. Luego, preguntó por él y le solicitó que se acercara al museo de Jesús María. En ese entonces, demostró desinterés y continuó sus labores. Nelso trabajaba en un taller industrial con su padre y, a la vez, se desempeñaba como un agente municipal, era técnico sanitario y auxiliar en saneamiento rural. En 1967, se especializó en la tecnicatura en la ciudad de Córdoba. Además, realizó el servicio militar en la época del Cordobazo, en 1969, a sus 21 años. A lo largo de esos años, adquirió otras habilidades: estudió guitarra criolla por cinco años y también fue docente en la escuela técnica de Jesús María por dos años. Su pasión por las armas antiguas lo llevó a especializarse como técnico armero. 

El recuerdo del Cordobazo evoca una violencia que tiñó las calles de terror. Nelso presenció escenas en donde se arrojaban canicas para que los caballos de la Policía se cayeran, lanzaban baldosas arrancadas de las veredas a los policías y se incendiaban objetos. Recuerda que pudo pasar porque ese día estaba vestido de soldado.

Después de varios intentos de Valentín Torres, Nelso finalmente se encontró con Ricky Dallacosta, quien vivía en la otra cuadra de su casa y también había sido citado por el director del museo. Juntos fueron a reunirse con él y, desde ese día, ambos fueron contratados como agentes administrativos en el museo. Después de 16 años como empleado, Nelso asumió la dirección del museo en el año 1987, tras la muerte inesperada del director. 

Poco después de su contratación, se casó con Norma Bernardi en la iglesia del museo, en el año 1972. Estuvieron casados 50 años y siete meses, y fruto de esa relación tuvo tres hijos. Actualmente, una hija vive en el Norte de Chile, otro en la capital cordobesa y el tercero radica en la ciudad de Jesús María.

En sus inicios, Nelso se sumergió en una nueva cultura y decidió aprender y estudiar Arqueología. Buscó asesoramiento con expertos en el campo y también realizó su primer inventario de colecciones exhibidas. Además, se presentó en el Seminario Nacional de Organización de Talleres de Conservación y Laboratorio Científico en los museos, organizado por la Dirección Nacional de Museos en agosto de 1986. Fue el primer agente en llevar un catálogo de inventario de colecciones, el cual resultó de mucha utilidad en ese evento. 

Recordando los documentos en el que estuvo trabajando como empleado administrativo. 

Nelso tuvo la oportunidad de presenciar la breve visita del joven jesuita Jorge Bergoglio a la institución, quien en un futuro se convertiría en el Papa Francisco. En ese entonces, era representante de la Compañía de Jesús y se le encomendó que retirara algunos objetos que se destinarían a la Capilla San Miguel, ubicada en la provincia de Buenos Aires. 

En la década de los '90, María José Fernández, mano derecha de Nelso como subdirectora del museo, gestionó y modernizó la exposición y la exhibición de colecciones de Arqueología por medio de la Fundación Antorchas. Esta exposición -“Otros dioses la misma tierra”- estuvo montada más de una década en la bodega, pero luego fue trasladada a la sala 23, que antiguamente era la capilla del primer director, el padre jesuita Oscar Dreidemie. 

El museo también recibió al príncipe Felipe IV de España, quien realizó una breve visita, y luego lo llevó a la bodega, donde se encontraba la exhibición de Arqueología. Felipe le comentó a Nelso que a la Reina Madre le encantaban esas cosas. Además, Nelso confesó que su esposa, sus hijos pequeños y una hija de intercambio de Rotary Club de Estados Unidos, estuvieron presentes en la visita, para la cual su esposa había estado practicando la reverencia para poder recibirlo, 

El museo, como se ve actualmente, es prácticamente obra de Nelso, quien se dedicó a reformar el paisaje para el acceso del público. Antiguamente era todo monte, un espacio abandonado. Surgió la necesidad de plantar varias especies arbóreas, hizo arreglos edilicios, como la construcción de cañerías para desagote de agua de lluvias, porque se inundaba mucho, y ello mejoró la humedad de la bodega. Pidió que limpiaran el revoque de las columnas de los lagares, iniciado por el arquitecto Mario José Buschiazzo, con la intención de recuperar y reconstruir la imagen de la estancia jesuítica. 

Durante su gestión, Nelso se obsesionó en incursionar el pasado jesuítico a través de las antiguas fotos de la estancia, observó cada detalle de los cambios que se habían producido a lo largo de los años hasta su llegada, y refaccionó varios sectores durante su dirección. 

Se jubiló en el año 2018 con un museo renovado y nuevas áreas de trabajo, incluyendo la creación del área de educación, área de registro y documentación, y área de restauración. La obra más destacada de su gestión fue el área de registro y documentación, con la realización de relevamiento de colecciones y la creación de reservas patrimoniales, convirtiéndose en una referencia a nivel nacional sobre el trabajo arduo y compromiso con los bienes culturales que custodia la institución. 

07-05-2024