El barniz democrático de la Cooperativa

Uno de los requisitos para participar con voz y voto de las Asambleas de Distrito de la Cooperativa, en las que se eligen delegados, es estar al día con el pago de los servicios, inclusive planes de pago.

A su vez, cada candidato a delegado titular debe ser auspiciado, por lo menos, por dos asociados y los delegados no pueden ser auspiciantes de otros.

Esto demanda un trabajo previo importante para armar las listas, que integran muchas personas: 41 en los distritos A y B y 63 en el C.

Por lo tanto, la Cooperativa debiera incentivar la participación con el tiempo suficiente para que se armen estas listas, que deben ser presentadas hasta cinco días hábiles antes de la Asamblea para ser oficializadas, proceso en el cual pueden ser impugnados algunos candidatos.

De modo tal que convocar a las Asambleas de Delegados dos semanas antes de su realización es poco menos que decir “vengan a votar la lista que armé para cumplir con los requisitos”.

Esto es un barniz democrático.

Cabe recordar que la elección de integrantes del Consejo de Administración no puede ser directa porque así lo establece la Ley de Cooperativas. En consecuencia, los delegados cumplen un rol fundamental, aun después de las asambleas, ya que debieran ser el nexo entre el Consejo y el Síndico y los asociados.

Este año, por ejemplo, se tomó una determinación trascendente para la entidad: la incorporación de un Gerente General. Se hizo una convocatoria a través de una consultora y ninguno de los aspirantes fue aceptado.

¿A quién tomaron? Al Tesorero del Consejo de Administración, Cr. Raúl Toledo. ¿Se puede estar de los dos lados del mostrador, es decir, convocar a una selección para un cargo y luego rechazar los aspirantes y presentarse como tal?

Responderán que ya había renunciado al cargo –nadie se enteró-, que conoce mejor que nadie el manejo de la entidad por ser directivo desde hace varios años, que no hay impedimentos para que ocupe la gerencia.

Todos esos argumentos responden a la lógica empresarial privada, pero una cooperativa es una organización de la economía social. En el caso de la de Colonia Caroya y Jesús María tiene más de 20 mil dueños: los asociados.

Un problema que después enfrentan estas entidades es el llamado “Gerentismo”, fenómeno muy común: el Gerente termina decidiendo más que el Consejo de Administración y desvincularlo cuesta tanto que muchas cooperativas terminan comprometiendo su patrimonio cuando llega esa instancia.

Por eso se han analizado en numerosos foros las maneras de contratación de modo que se preserve a la cooperativa de este problema, ya que los Consejos pasan y los Gerentes quedan.

¿Con qué condiciones fue incorporado Toledo? Nadie lo sabe.

¿Cuál fue la postura del Síndico, que representa los intereses de los asociados?

Para colmo de males, la Cooperativa tiene un antecedente reciente: un juicio millonario con el Cr. Javier Foresi, todavía irresoluto, con argumentos muy endebles, más políticos que objetivos.

29-09-2023