Degradan a los directores de museos nacionales

Jesús María. En las últimas semanas, la preservación del patrimonio histórico, artístico y cultural de nuestro país ha pasado a ser otro tema de preocupación en el mundo de la cultura, la educación y la ciencia, tres generadores de soberanía del conocimiento que parecen estar en el centro de las prioridades de desguace del Estado nacional de Javier Milei y sus aliados.   

En silencio, dispuso la degradación de los directores de museos nacionales emblemáticos, quienes pasarán a ser “coordinadores”.

El listado incluye el Museo del Acuerdo de San Nicolás, el Museo Regional de Pintura José Terry, el Museo Casa de Yrurtia, el Museo Nacional de Arte Oriental, el Museo Casa Ricardo Rojas, el Museo Nacional del Grabado, el Complejo Histórico Manzana de las Luces, el Museo Roca… y la Estancia de Jesús María-Museo Jesuítico Nacional.

Esta degradación es un retroceso, ya que las funciones ejecutivas fueron un reclamo histórico de los directores de museos que se logró recién en 2015, durante la gestión de la ministra Teresa Parodi al frente del Ministerio de Cultura. A partir de este logro se pudo llamar a concursos para designar a los directores. Hasta entonces no se podía porque nadie quería presentarse por el sueldo que se ofrecía en relación a la responsabilidad que debían asumir los directores y la poca valoración de su rol. Cabe recordar que los directores de los museos responden con su patrimonio personal ante la pérdida o robo de alguna pieza que custodian.

El cierre y vaciamiento de museos ya está en marcha y pone en peligro nuestro acervo histórico.

Recordemos que en plenas vacaciones de verano, en los días en que se hacía el Festival Nacional de Doma y Folklore, recortaron las asignaciones para personal y los museos nacionales de Jesús María y Sinsacate permanecieron cerrados hasta que revisaron la medida. 

Si retrocedemos unos años más, recordaremos que se derrumbó el techo de la cocina y el fregadero de la Estancia y durante todo el gobierno de Mauricio Macri no destinaron un centavo a su restauración, pese a las promesas y fotografías que se sacó en el lugar el responsable de la Cultura nacional de entonces, Pablo Avelutto. A los tres meses que asumió, Tristán Bauer dispuso los arreglos.

Con la lógica de mercado dominante en el gobierno y los defensores de sus políticas, las decisiones dependen de la cantidad de visitantes que tiene un museo en lugar de los miles de piezas de gran valor que tienen en custodia. Esto no significa sólo guardarlas y evitar robos, sino que se mantengan en el tiempo, lo que requiere la intervención de especialistas en su cuidado.

La preservación del patrimonio, su preservación y su valoración, no pueden medirse por el mercado.

Otro alerta para no olvidar es que se desreguló la aduana para la venta de obras de arte al exterior. Los cordobeses sabemos de ese nivel de delincuencia, ya que hace algunas décadas robaron tesoros de la Catedral de Córdoba. 

Estas ventas clandestinas llegaron a niveles tan preocupantes que Gendarmería Nacional reforzó un área especializada que tiene la fuerza en la lucha contra el contrabando de piezas de arte y, en especial, de arqueología.

Sería auspicioso que las autoridades locales, que han mostrado interés por nuestro patrimonio, al menos se pronuncien al respecto.  

08-10-2024