La Lomitería El Triángulo abrirá por última vez el domingo

Después de 37 años, el tradicional comedor de la familia Roya debe cerrar sus puertas. Rubén, el actual administrador, quiere seguir en el rubro, pero no definió dónde.

Economía 24 de marzo de 2023 Ariel Roggio Ariel Roggio
Lomitería El Triángulo

Colonia Caroya. En una semana, toda la estructura de Lomitería El Triángulo quedará reducida a escombros.

Por la obra del viaducto que se construye en la Ruta Nacional 9 y Av. San Martín y todos los trabajos complementarios, el local debe desaparecer.

Por el lugar donde centenares de familias y amigos comieron los típicos lomitos del “Pollo” y sus hijos, pasará la colectora Oeste y la empresa AFEMA ya acordó con Rubén Roya la entrega del terreno.

Este domingo será el último día de atención al público y el 2 de abril ya no debe quedar nada del edificio para que la mega obra siga su curso.

 

Histórica.

Ángel Roya (quien, originalmente, tenía el apodo de “Pollo”) abrió la lomitería el 20 de noviembre de 1986 junto a su esposa, María Teresa Olivo, y su hijo Rubén, que en ese momento tenía 18 años.

Luego se sumó Miguel, el que siempre hizo de mozo -“el más carismático y más conocido de la familia”, según su hermano- hasta que, en 2013, la empresa familiar quedó a cargo de Rubén, el cocinero.

“Lalo”, como muy pocos lo conocen, estuvo 37 años en la cocina y es el autor/creador de uno de los lomitos más famosos de la región.

“Llevo tres cuartas partes de mi vida en la cocina; por eso esta semana es muy especial, de muchos recuerdos y pensando en la cantidad de clientes que pasaron por el negocio”, dice.

El local, si bien está sobre tierras de Vialidad Nacional y en algún momento fue motivo de preocupación de las autoridades caroyenses por su ubicación, siguió trabajando normalmente y de manera ininterrumpida.

Durante la noche del viernes o sábado –los días más fuertes- llegan a hacer 300 lomitos.

El secreto está en la rapidez: Rubén llega a sacar tandas de 10 o 15 lomitos en cinco minutos y, muchas veces, ya están listos cuando el cliente se sienta en la mesa y hace el pedido.

“Por supuesto que hemos tenido demoras de hasta una hora, pero fueron puntuales, cuando el negocio desbordaba de gente”, recuerda.

Una de esas noches, que tiene en su memoria como la de mayor trabajo, fue cuando La Renga tocó por primera vez en el anfiteatro José Hernández, en 2007.

Ese día estuvo trabajando en la cocina desde las 20 hasta el amanecer del día siguiente. Según su cálculo, se hicieron más de 500 sandwiches.

Rubén también destaca que él siempre hizo el lomito clásico: “No le hemos inventado nada nuevo y eso es lo que la gente sigue eligiendo”.

Rubén Roya aún no sabe dónde se trasladará, pero está seguro que seguirá en el rubro.

24-03-2023

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