Primavera color esperanza. 

Por: Lic. Mariana Zanón 

Sociedad 21 de septiembre de 2020
Estudiante

Jesús María. Hubo un tiempo en que los uniformes y los guardapolvos lucían espléndidos por la calle; pero eso fue antes de estos 190 días porque luego quedaron guardados en el placar o ropero y en algún perchero aún permanece colgada la campera de gimnasia.

En cada hogar hay remeras sin manchas de tinta, delantales con bolsillos enteros, pantalones sin roturas en las rodillas, polleras con los ruedos intactos y, lo más loco, ¡no se extravió ninguna prenda! 

Sin embargo, esto que parece insólito no fue lo más significado en la vida de los estudiantes este 2020, porque a cambio de preservar la VIDA y cuidar la SALUD tuvieron que renunciar a contactos sociales, aventuras, anécdotas y experiencias presenciales que sólo nos puede brindar el ámbito de la escuela. Ese gran espacio que posee un aroma característico con la sintonía de todos los sonidos, donde la magia del juego se presenta en mil colores, ahí donde se dan cita las ganas y el aprendizaje. Esa gran estructura que permite la sociabilidad teniendo como aliada a la comunicación, donde, sorprendentemente, aparece “el mejor amigo/a” y los nervios con la adrenalina de los exámenes son únicos. 

A nuestros estudiantes, en este año les tocó la tarea más complicada y sin ayuda de apunte o libro pero, sin dudas, cargada de muchas lecciones antes vistas. 

Llegó la Primavera y, como pudimos, ver la Estación se asomó con algo de timidez porque sabe que nadie saldrá a apoderarse de ella; hoy, los niños, adolescentes y jóvenes están “en casa”. Tendremos que percibir los colores en el paisaje y no en sus protagonistas, que pintan cada año este 21 de arco iris. 

Entonces nos pongamos sus zapatillas y los sostengamos fuerte porque cuando una niña de Sexto Grado te dice: “Nadie nos avisó de esto para prepararnos, todo sucedió de un día para el otro”  te deja sin respuestas. Es la misma niña que, en una entrevista, con su mirada transparente refleja la sensación de pérdida por todo lo que le faltó compartir en el cierre de una etapa tan esencial como es la Primaria. 

No falta la joven de Sexto Año de Secundario que, enojada y rebelde, cuestiona con impotencia y expresa: “Yo quería vivir mi Sexto Año como me lo habían contado, con reuniones, salidas, ¡soñaba con mi fiesta de egreso y mi vestido!; pero este virus me lo arrebató todo, a mí y a todos mis compañeros”. Frente a este relato las palabras sobran porque ¿quién puede negar toda la carga de expectativas y sueños que tiene la mochila de un Sexto Año (o lo que era en mi época el Quinto Año)? 

Esos testimonios, como tantos otros, reflejan una realidad que nos atraviesa a todos los adultos son palabras que calan hondo y que nos dejan a veces sin recursos para accionar. Por lo tanto, emprendamos el desafío de construir un Día del Estudiante que los ABRACE, los CONTENGA y que REPARE. Brindemos VALOR y ENTUSIASMO para lograr lo soñado, reubicándolo en otro momento y con otro contexto. Sin perder las ganas y sin darnos por vencido. 

Pintemos este Día del Estudiante tan especial COLOR ESPERANZA, con un renovado AIRE E IMPULSO porque hoy, más que “Feliz día”, nuestros estudiantes necesitan FUERZAS: POR ESO, HOY, 21 DE SEPTIEMBRE ¡FUERZA QUERIDOS ESTUDIANTES!

21-09-2020

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