Un círculo que se retroalimenta.

Córdoba. En nuestra provincia, la actividad humana es el principal desencadenante de incendios, según el investigador del Instituto Gulich, Juan Argañaraz.
Las razones son diversas: desde quemas para renovar la pastura, encendido de materiales para reducir el volumen de los desechos en basurales a cielo abierto, hasta la provocación para desmontar y justificar, luego, el cambio del uso del suelo con el fin de habilitar la urbanización de zonas naturales.
La ocurrencia de eventos de fuego de origen natural, en cambio, en general está asociada a la caída de un rayo. De suceder, siempre se da en un contexto de formación de tormenta. Esto es, mayor humedad ambiente, temperatura relativamente baja y en, muchos casos, precipitaciones. En estas condiciones meteorológicas es mucho más difícil que un foco se propague.
Las llamas reducen la biodiversidad y el bosque nativo, erosionan el suelo, que pierde materiales que son acarreados. Sin embargo, uno de los efectos colaterales menos conocidos es la propensión de las áreas quemadas a sufrir nuevos incendios.
Argañaraz explica las razones: “En un ecosistema ideal, como un bosque cerrado en buen estado de conservación, donde las copas de los árboles se tocan y llega poca luz al suelo, existe muy poco combustible fino en el suelo, no hay pastizales, hay poco de material muerto en el suelo; los troncos son gruesos y las copas altas”.
“Si uno quisiera prender un fuego ahí -completa- hay pocas chances de lograrlo porque no existe tanta continuidad vertical combustible. Es diferente en un bosque abierto, donde hay un poco de pasto, un poco de arbusto y algunos árboles: allí sí existe una escalera de combustible para que el fuego suba y se propague”.
Detalla: cuando el fuego avanza sobre un bosque conservado, las copas de los árboles se abren. Eso permite que penetre más luz. Muchos árboles se consumen total o parcialmente y otros rebrotan desde la base.
“Donde antes tenías un árbol de 5 m, ahora vas a tener vegetación que comienza a crecer del suelo, vas a tener pasto y una comunidad más arbustiva; eso te provee combustibles más finos, ya que todos los años esos pastizales se secan tras las primeras heladas; es un material muy inflamable y te da continuidad vertical de combustible; por esa razón es más factible que este tipo de comunidad vuelva a quemarse”, explica.
La ferocidad que adquieren estos eventos y la gran velocidad con que se propagan responden a una serie de factores: cantidad suficiente de combustible (vegetación seca), incremento de la temperatura, escasa humedad en el ambiente y fuertes vientos.
¿Cuánto demora en recuperarse un bosque del fuego? Argañaraz señala que, en base a la bibliografía y la opinión de expertos, al menos 30 años: “Las especies de las sierras de Córdoba son de crecimiento bastante lento: se habla de entre 5 y 20 cm al año. Por eso se necesitan entre dos y tres décadas para que puedan crecer y alcanzar una altura suficiente que les permita escapar a un fuego”.
12-09-2020