Los católicos piden por su pastor.

Fieles de la comunidad parroquial de Jesús María juntan firmas para que el arzobispado de Córdoba revise la decisión de trasladar al Pbro. José Luis Reyna.

Sociedad 28 de julio de 2020
Petitorio por José Luis Reyna

Jesús María. Este lunes, a la tarde, un importante número de fieles fue hasta la Casa Parroquial a saludar al Padre José Luis Reyna y, en caravana, lo acompañó hasta la salida de la ciudad en el viaje a su nuevo destino.

Algunos más cercanos a este querido sacerdote iniciaron la junta de firmas a través de las redes sociales, con la esperanza de que las autoridades eclesiásticas que decidieron su traslado revisen su postura. 

Las firmas rubrican una carta que dice: “A través de la presente nos dirigimos a usted, respetuosamente, con el fin de expresarle la profunda tristeza que sentimos las personas de las comunidades de Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate allegadas al Padre José Luis Reyna, luego de conocer en tan breve tiempo, y con escasa explicación, el motivo por el cual será trasladado a la ciudad de Córdoba.

Pues él supo llegar a cada persona de la comunidad de laicos de Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate, desde el amor fraternal siendo claro ejemplo del Evangelio y de lo pedido por el Papa Francisco: “Pastores con olor a oveja”. En definitiva, tiene un rol activo en la comunidad, por lo que es muy necesaria su presencia alegre, fervorosa, bondadosa, templada y de experiencia que conduce, naturalmente, fe. 

Es por ello que las personas que lo conocemos le tenemos un inmenso afecto y le solicitamos, encarecidamente, que él permanezca en la comunidad de Jesús María, siendo que hace 19 años está junto a nosotros, con lo cual ya creamos lazos fraternales que son tan necesarios para la vida y estabilidad que toda persona de su edad, más aún lo requiere. Es su hogar y la comunidad, su familia en Cristo”.

 

El tamaño de la esperanza.

La determinación de cambiar de parroquia a José Luis Reyna fue justificada por el Arzobispado de Córdoba en el estado de su salud.

Sin embargo, lo apartan de su médico de cabecera y, en plena pandemia y siendo paciente de alto riesgo, es llevado a la capital provincial, que se mantiene en la fase de transmisión comunitaria del COVID-19.

El Arzobispado no ha dado buenas señales a la hora de contener a sus pastores. Como institución jerárquica y regida por la obediencia, nunca ha dado marcha atrás en sus decisiones. 

En el pasado, Jesús María se vio conmocionada con los traslados de los sacerdotes Gastón Gatino y Pablo Chiura, ambos rectores del Seminario Menor Ntra. Sra. del Rosario del Milagro, y recientemente con la partida de Julio Aguirre, quien ni siquiera pudo despedirse de la comunidad.

El actual Arzobispo, Mons. Carlos Ñáñez, fue el formador de muchos de los pastores que  pidieron dispensa para no ejercer más el sacerdocio en las últimas décadas, una sangría silenciosa al mismo tiempo que en otras diócesis de Córdoba aumentaban las vocaciones. No era “un signo de los tiempos”.

Ex cadete y capellán del Liceo Militar General Paz, se formó en Roma en plena ebullición del Concilio Vaticano II, pero demostró una intransigencia que no condice con su aspecto pusilánime cada vez que tuvo que tomar decisiones pastorales.

¿Cuántas visitas recibe el clero del Vicario Episcopal de Campaña, Pbro. Eduardo Córdoba?

¿Escuchará el pedido de la Renovación Carismática el Vicario Episcopal para los Movimientos y Asociaciones Laicales, Mons. Ricardo Seirutti, quien también pasó por el Seminario Menor de Jesús María?

28-07-2020

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