Incendios forestales… triste historia ambiental

La ONU define los incendios forestales como “fuegos que se producen en áreas forestales o de vegetación natural, que pueden ser causados por factores naturales o por actividades humanas”. Estos incendios pueden tener efectos devastadores en el medio ambiente, la biodiversidad, la calidad del aire y la salud humana. 

La ONU también destaca la importancia de la gestión y la prevención para mitigar el impacto de los incendios forestales, en especial en el contexto del cambio climático y la sostenibilidad ambiental. 

Una definición, pero no una más. Este hecho permite tantas calificaciones negativas que solo con algunas de ellas se puede dar magnitud a sus efectos: dañino, perjudicial, nocivo, desfavorable, desventajoso, atroz, insensible, perverso, catastrófico…

Estos calificativos pueden responder de mejor manera, según a qué nos estemos refiriendo: el medio ambiente, la biodiversidad, la salud humana, la economía y todo aquello que se vea impactado por sus efectos.

La definición también incluye muchos y amplios elementos que, al analizarlos, hacen surgir un sinnúmero de opiniones, posturas, intereses.

Algunas como actividad humana, gestión, prevención, impacto, cambio climático, sostenibilidad ambiental.

Esto implica mucho compromiso a la hora de evaluar el manejo adecuado de los recursos, tanto naturales, económicos, humanos.

La extrema sequía que se vivió en gran parte del país, la época de vientos y escasos recursos para el control, la falta de planificación de acciones, fueron la fórmula perfecta para los resultados obtenidos.

El año pasado se quemaron 1,1 millón hectáreas en todo el territorio nacional, el equivalente a 1,5 millón de canchas de fútbol. El mayor impacto se dio en las sierras de Córdoba, el Delta del Paraná y la Patagonia.

Y continuarán durante los próximos años. Las causas apuntan a la crisis climática que genera sequías prolongadas y vientos fuertes que alimentan las llamas. Pero también colabora de una manera realmente “desinteresada” una política errada del manejo del fuego. 

El daño de los ecosistemas no queda en lo natural, ya que impacta negativamente en las personas.  Sus consecuencias, a veces ni siquiera son cuantificables -los números permiten visualizar los daños-, ya que hay efectos menos visibles y hasta invisibles para muchos.

- Los incendios afectan los caudales de los arroyos serranos. Las zonas quemadas de pastizales pueden captar menos agua si están impactadas por el fuego. El suelo quemado pierde capacidad de infiltración y los pastizales demandan toda el agua posible para volver a brotar.

-  Las partículas en suspensión producidas por la quema superan los valores de la capacidad pulmonar, produciendo serios problemas respiratorios.

- La emisión de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, es producido cuando gases como el dióxido de carbono son emitidos al quemarse la vegetación, la que cuenta con el carbono como parte de su composición. Ese carbono. emitido en el corto tiempo que llevó el incendio, deberá recuperarse en nueva vegetación durante varios años.

- La quema produce cenizas que contaminan las aguas superficiales y pierden calidad, dificultando el proceso de potabilización, generando gastos extras, utilización de mayor cantidad y tipos de sustancias. También afecta a las especies acuáticas, tanto a la fauna, como a la vegetación, las algas. Algunas sufren proliferación de bacterias peligrosas para la salud y agravan la problemática de eutrofización.

- Los incendios afectan los modos de vida de las personas del lugar e incluso en áreas cercanas que viven de y, en esos ecosistemas, actividades de algunos lugares donde las quemas impactan en forma directa sobre recursos, como la pesca y la apicultura, al destruir el hábitat de peces y la flora apícola.

- Las actividades turísticas, de recreación, también son perjudicadas al degradarse los paisajes.

- Los incendios llegan con mucha frecuencia a zonas con infraestructura humana, con un mayor riesgo de vida para los habitantes y los bomberos, que muchas veces realizan su trabajo en precarias condiciones.

- Los incendios son activos modificadores de los ecosistemas, pero el aumento en su frecuencia e intensidad no da tiempo ni oportunidad para la recuperación del paisaje y sus componentes, creando las condiciones para el reemplazo de áreas boscosas con especies autóctonas por arbustales o pastizales que, en muchos casos, son invasoras o no, pero cambian el hábitat, afectando la fauna del lugar, lo que conlleva a desplazamientos de muchas especies.

Algunos señalan que se utiliza un enfoque reactivo y poco efectivo para enfrentar a los incendios, cuando debería darse prioridad a la prevención.

La mayoría de los incendios forestales en Argentina son provocados por la mano del hombre, principalmente por fogatas y colillas de cigarrillos mal apagadas, abandono de tierras y preparación de áreas de pastoreo con fuego. 

Entonces, ¿qué hacemos?

La manera en que se perciben y se ven a nivel social los incendios forestales pone de manifiesto cómo la sociedad, en general, responde a estos eventos. Esta perspectiva incluye aspectos como la conciencia, la sensibilidad, la preparación, la educación, el impacto en la vida cotidiana y las respuestas comunitarias.

La visión social

1. Conciencia y educación: Comprender causas y consecuencias de los incendios forestales es esencial. Programas educativos, en todos los ámbitos de la sociedad, educación formal y no formal, pueden aumentar la conciencia sobre la prevención y la seguridad, preparando y ayudando a las comunidades para enfrentar posibles siniestros al estar mejor preparadas.

2. Impacto en la salud y el bienestar: Los incendios pueden causar no sólo daños materiales, sino que también afectan la salud mental y física de las personas, que enfrentan evacuaciones o pérdidas.

3. Desplazamiento y reconstrucción: A menudo enfrentan la pérdida de hogares y recursos. La forma en que se maneja la recuperación puede influir en la cohesión social y en la resiliencia comunitaria.

4. Acción y movilización: Los incendios forestales pueden movilizar a la sociedad hacia la acción, generando demandas para políticas de gestión ambiental más efectivas y estrategias de mitigación del cambio climático.

Relación incendios - Medio Ambiente

La percepción de la naturaleza y el papel de los ecosistemas en la vida diaria influyen en la forma en que las comunidades responden a los incendios. 

Las culturas que valoran profundamente su entorno natural tienden a tener una mayor preocupación por la conservación.

Los incendios pueden devastar ecosistemas, destruyendo hábitats y poniendo en peligro la biodiversidad, pero también es importante reconocer que algunos ecosistemas dependen de incendios naturales para rejuvenecerse. Este equilibrio resalta la necesidad de entender y respetar los ciclos naturales, adaptando nuestras prácticas para convivir con el medio ambiente en lugar de intentar dominarlo.

A menudo, afectan de manera desproporcionada a comunidades vulnerables, lo que plantea preguntas sobre equidad en la preparación, respuesta y recuperación.

Los incendios forestales presentan una realidad compleja y asumir esta complejidad requiere una gestión efectiva, planificada y sostenible.

Son un recordatorio poderoso de la fragilidad de nuestro entorno y de la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza. 

Reflexionar sobre el accionar humano nos lleva a considerar adoptar prácticas sostenibles, apoyados en la educacion ambiental y educación en valores de la comunidad.

La manera en que las comunidades responden puede ser un testimonio de su resiliencia. Las crisis suelen unir a las personas, fomentando la solidaridad y la cooperación. Sin embargo, también es un momento para examinar las desigualdades que existen, ya que los más vulnerables suelen ser las más afectadas. 

La recuperación no solo debe enfocarse en la restauración física, sino también en la creación de redes de apoyo y recursos que fortalezcan a todos los miembros de la sociedad.

Seamos conscientes que nuestras acciones tienen consecuencias. Reflexionar sobre esto nos lleva a cuestionar nuestro papel y considerar cómo podemos contribuir a un futuro más sostenible.

Los incendios forestales son una llamada a la acción. Nos instan a replantear nuestra relación con la naturaleza, a asumir la responsabilidad de nuestras acciones y a trabajar juntos por un futuro en el que la armonía entre las comunidades y el medio ambiente sea una prioridad. La educación, la prevención y la preparación son herramientas claves para enfrentar este desafío y construir un mundo más empático y resiliente.

Por: Prof  Beatriz Avila, miembro del grupo educación y asesora de la FCN

Eco Noticias de Conservación

Medio de difusión oficial de la Fundación Conservación de la Naturaleza (FCN), por gentileza y colaboración de El Despertador Diario, de aparición mensual.

Sede de la FCN: Av. 28 de julio 450 (Museo Caroya) -  Colonia Caroya – Tel (54-9) 3525 311903 www.fcnaturaleza.org – [email protected]

Postal FCN: Casilla N° 48 – 5220 -  Jesús María – Prov. de Córdoba

Agradecemos notas y colaboraciones para esta publicación, así como consultas, las que pueden ser enviadas a los medios antes indicados. A Eco Noticias de Conservación lo hacemos grande entre todos.