Según pasan los años.

Soledad Pastorutti y Ramón Ortega traccionaron la tercera noche del Festival y la primera con las tribunas completas.

Ocio - FESTIVAL 07 de enero de 2018 Miguel Gramajo Miguel Gramajo
Soledad 18

Jesús María. Hubo que esperar al sábado para ver el anfiteatro José Hernández como en sus mejores noches y, como en ellas, Soledad Pastorutti se lució festivaleando.

A diferencia de otras estrellas, que no quieren actuar demasiado tarde, “La Sole” les hizo el aguante a los que vienen a disfrutar hasta el último instante de Jesús María, como hacían Los Cantores del Alba en los años en que nació el sábado de los dos soles y una luna.

Anoche, la espera se prolongó hasta que terminaron las montas, bien entrada la fiesta, cuando subió al escenario la cantante de Arequito.

La generosidad de Soledad, más allá de lo artístico, se puso de manifiesto también en su predisposición para participar en una charla abierta con los vecinos de Colonia Caroya, cuando caía la tarde del día anterior.

Ya no es la adolescente que marcó el récord de entradas vendidas en esta fiesta gaucha en una noche joven inolvidable. Es una bella mujer que ganó en madurez y entrega, que creció según pasan los años.

Palito Ortega 18

En el otro extremo, el otro atractivo de la noche fue una suerte de imitación de sí mismo: Ramón “Palito” Ortega jugó a sí mismo en el escenario, lo que es eficaz para la taquilla pero hasta patétito para el espectáculo.

Pero Jesús María parece haber elegido autoerigirse como el templo de los recuerdos, mostrando una grilla que, aunque más cuidada, privilegia la certeza que dan los que viven de sus éxitos de hace 40 años o buscan seguir facturando con ellos con nuevas formaciones, como Destino San Javier, mimados de Jesús María que, por fin, al menos sonaron afinados.

Soledad es también el recuerdo de sus éxitos, pero con otra actitud: la de la estrella juvenil que se ocupó de fundamentar el éxito.

Lamentablemente, también se quejó del sonido. Lamentablemente, también, los sonidistas que siempre dieron respuestas positivas al Festival, este año parecen víctimas de las reformas del anfiteatro, que instalaron la cabina para los operadores en un lugar que no parece el mejor para trabajar, aunque quede “prolija”.

Entre los que crecen, Brisas del Norte figura cómodo en la lista y se destacó en el tramo televisado del festival.

En tanto, el campo volvió a mostrar dos de sus atracciones más genuinas: las Agrupaciones y Fortines Gauchos de Jesús María, Colonia Caroya y Sinsacate y los caballos peruanos y emprendados.

Más de 11 mil personas pagaron sus entradas en las boleterías.

07-01-2018

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