Jesús María y Colonia Caroya necesitarían más de 1.000 viviendas.

Según el estudio de la Universidad Católica de Córdoba realizado en la microrregión, el déficit de unidades de vivienda sería de 800 casas en Jesús María y 247 en Colonia Caroya.

Urbanismo 18 de octubre de 2019
Construcción

Toda la zona. Al hablar de las condiciones de vida de los habitantes de una ciudad, un aspecto relevante es todo lo asociado a variables ligadas al hábitat. Por un lado, podemos referirnos al acceso a la vivienda. Por otro, a las características de las mismas y al acceso a infraestructura social básica en ellas.

Los técnicos de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) que hicieron el estudio (“Plan de Desarrollo Estratégico Microrregional”) encargado por las municipalidades y comunas de la zona, en 2018, ahondaron en este tema.

Ellos calcularon el denominado Déficit Habitacional Compuesto, el cual muestra el déficit habitacional cuantitativo, o sea, la relación numérica entre viviendas, hogares y residencia en viviendas de tipo irrecuperable como ranchos, casillas, locales no construidos para habitación, viviendas móviles, personas viviendo en la calle y personas viviendo en una pieza en hotel familiar o en una pensión.

Habla, estrictamente, de la insuficiencia del stock, ya sea por oferta escasa o por las condiciones materiales de las viviendas ocupadas.

A partir del mismo podríamos calcular el déficit de casas en Jesús María y Colonia Caroya, porque da cuenta de la magnitud de viviendas nuevas necesarias y/o de viviendas potencialmente disponibles que podrían incorporarse al mercado.

Este indicador alerta sobre una insuficiencia que se mitiga con la definición de estrategias que faciliten la incorporación de unidades de vivienda al parque habitacional.

Según el estudio, el Déficit Habitacional compuesto, entre 2001 y 2010, se redujo de 5,3 por ciento a 3,8 en Colonia Caroya, mientras en Jesús María se mantuvo próximo al 8 por ciento.

Combinando los datos de los Censos 2008 y 2010 con los del INDEC, sobre crecimiento poblacional del Departamento Colón, Jesús María tendría unos 40 mil habitantes y Colonia Caroya, 26 mil.

Suponiendo que sean, en promedio, familias tipo -parejas con dos hijos-, habría 10 mil hogares en Jesús María y 6.500 en Colonia Caroya. Esta cifra es similar a la cantidad de conexiones residenciales a energía eléctrica de la Cooperativa de Servicios Públicos.

Partiendo de este supuesto, en Jesús María harían falta 800 unidades de vivienda nuevas y en Colonia Caroya otras 247.

A partir de 2015, las políticas públicas municipales, provinciales y nacionales atacaron, básicamente, la situación de hogares que habitan en viviendas deficitarias; es decir, aquellas cuyas condiciones de estado y localización requerían reparaciones o se encontraban incompletas. Aún así, el 9 por ciento de los hogares de Jesús María tendría necesidades básicas insatisfechas en la materia (900 familias) y cerca del 4 por ciento en Colonia Caroya (260).

Observar de manera asociada ambas condiciones de privación permite estimar la cantidad de viviendas que requiere una sociedad.

 

¿Qué se hizo?

Aunque se carece de información más reciente de la situación, en los últimos ocho años, en Jesús María construyeron unas 100 casas del PROMUVI y numerosos complejos habitacionales privados en los barrios Santa Elena, Bulgheroni y Los Nogales.

Para los próximos años se espera un mayor desarrollo en altura, ya que hay cerca de 20 proyectos detenidos por diferentes circunstancias.

En Colonia Caroya, los planes de viviendas sociales fueron escasos y recién en los últimos años empezaron a concretarse entregas de terrenos y kits de construcción.

Aquí, al igual que en Jesús María, el desarrollo inmobiliario fue impulsado por el sector privado.

Un tema que no se puede ignorar en esta ciudad es el cambio del uso del suelo, urbanizándose muchas hectáreas que antes eran quintas.      

Esto ha pasado y se profundizará en Sinsacate, que aparece como opción para muchas familias de la microrregión. Allí, los pedidos de autorización de urbanizaciones a la Municipalidad permiten inferir que pronto se duplicará la población y el gobierno local tendrá que gerenciar la realización de importantes obras de infraestructura básica.

También creció la cantidad de propietarios gracias al PROCREAR, pero sólo hasta 2015-2016.

 

¿Qué dicen los vecinos?

Cuando los especialistas de la UCC les consultaron a sus entrevistados por las principales problemáticas sociales de la ciudad y la microrregión, fue notoria la aparición, de manera espontánea, de la cuestión habitacional.

Y distinguieron dos caracterizaciones sobre el fenómeno.

En primer lugar, que si bien no hay viviendas precarias “de lona, chapa o nylon”, es un escenario común la existencia de familias de cuatro o más integrantes viviendo en hogares de un solo ambiente o con una habitación, generando un serio problema de hacinamiento y las consecuencias sociales que ello implica.

Otra problemática es que muchas familias no disponen de titulación y escrituración de sus propiedades.

En segundo lugar, afirmaron que las familias de clase media y media-baja poseen fuertes barreras para acceder a la tierra y la construcción o compra de una vivienda propia. En este sentido, la particularidad en la zona estaría explicada, en buena medida, por el aumento desmedido de la tierra en la zona, empujada por la escasa e insuficiente oferta de parcelas en Jesús María; la fuerte demanda que impulsan las inversiones del sector agropecuario, que en la última década se volcaron, principalmente, en el mercado inmobiliario de la región; y el crecimiento de la demanda de viviendas generada por la progresiva instalación de personal de Gendarmería Nacional y corrientes migratorias de la ciudad de Córdoba hacia la región.

18-10-2019

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