Denuncian que agroquímicos provocaron en los viñedos pérdidas del 40 por ciento.

Productores confirmaron los daños que empezaron a ver en octubre. Derivas de herbicidas hormonales afectaron las plantas durante la floración.

Economía - Agro 25 de febrero de 2022 Ariel Roggio Ariel Roggio

Colonia Caroya. Como nunca antes, esta temporada de producción vitivinícola se vio fuertemente atacada y afectada por las derivas de agroquímicos que se usan en otro tipo de cultivos.

Para los productores y bodegueros la situación es otro duro golpe. Su actividad fue el motor de la economía caroyense en gran parte de su historia, pero hoy los precios de la uva están muy desfasados y a este tema de las derivas no le encuentran solución, pese a que se viene denunciando desde hace dos décadas.

Los síntomas aparecieron en octubre del año pasado, cuando los viñedos salieron del letargo invernal y empezaron la etapa de la floración.

La deriva de productos fitosanitarios que se utilizan para combatir malezas en cultivos extensivos, dentro y fuera del ejido de Colonia Caroya, provocó en gran medida los daños que se vieron en años anteriores: hojas en forma de cuchara y racimos “abortados” y sin formar.

Desde Puesto Viejo hasta Los Chañares, todos coinciden en que hay un 40 por ciento menos de carga de uva en las plantas.

“Ya veíamos desde la primavera que iba a ser un año con poca uva y ahora estamos viendo que los racimos tienen menos jugo”,  contó Sergio Londero, productor artesanal del vino Don Fabio.

En Tronco Pozo, Artemio Londero, que lleva trabajando 60 vendimias, dijo: “Temprano echaron veneno y atacó a los brotes de las viñas. Nunca vi que haga un efecto tan grande como este año”.

Rocío Soratti, productora de Puesto Viejo detalló todas las consecuencias: “Se preveía un año de buenos rendimientos, pero desde el 1 de octubre vimos malformaciones en las hojas, aborto de flores, fructificación anormal y disminución del crecimiento, síntomas que coinciden con el inicio de aplicación de agroquímicos en otros cultivos y el inicio de las lluvias”.

En la zona rural, los productores consultados también notaron las mismas condiciones en tomates y en los paraísos, plantas muy delicadas ante la presencia de herbicidas hormonales en el ambiente.

 

Sin futuro.

En septiembre de 2021, un mes antes que se empezaran a ver los daños en los viñedos, funcionarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Provincia confirmaron presencia de 2-4D en los viñedos caroyenses.

En las muestras tomadas en marzo, en una finca de Tronco Pozo detectaron restos del herbicida hormonal en las hojas de las vides, aunque no se precisó si es formulación Ester o Salamina -una está prohibida y la otra no-. 

Santiago Lauret había dicho en ese momento que los daños eran  “impresionantes”, sin saber lo que pasaría en esta vendimia.

Pese a que la Provincia cambió el sistema de confección de recetas fitosanitarias usando herramientas digitales, los productores sostienen que sin control es imposible saber qué producto usan en el mosquito fumigador.

También coinciden en que la deriva de esos agroquímicos no viene de localidades vecinas: creen que dentro del ejido siguen aplicándose herbicidas hormonales.

La grieta también separa a quienes producen intensivo y extensivo: “Los que tienen soja nos piden que saquemos los viñedos de una vez por todas para que ellos puedan fumigar. No le veo futuro a los viñedos en la Colonia. Creo que nos morimos nosotros y las vides mueren con nosotros”, reflexionó Londero.

25-02-2022

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